martes, septiembre 26, 2006


Universidad Internacional Menendez Pelayo

«No es lógico que España y Marruecos no tengan una comunicación fluida»
La presidenta del Círculo Mediterráneo, Carmen Romero, y la directora del Instituto de Estudios Hispano-Lusos, Oumama Aouad, creen que es el momento de iniciar otra etapa

GUILLERMO BALBONA/SANTANDER
El diario Montañés. es


Romero y Oumama Aouad La Hrech abogan por unas «nuevas relaciones» entre ambos países. / R. RUIZ


La apuesta por la «normalización de las relaciones» entre España y Marruecos; la voluntad de «lograr evitar que las relaciones entre ambos países estén siempre focalizadas sólo en los conflictos»; y la reflexión en torno a «cómo interesar sobre otros temas y ámbitos que atañen a ambos países» son algunas de las cuestiones planteadas en el foro que, bajo el epígrafe 'España y Marruecos: cincuenta años de cooperación. Diálogos para la construcción de un futuro en común', se ha celebrado en La Magdalena durante tres jornadas. Oumama Aouad Lahrech, catedrática en Rabat de Estudios Hispánicos y directora adjunta del Instituto de Estudios Hispano-Lusos, que ha conducido este foro, expresó ayer los criterios y líneas generales que han centrado el debate en el que participó activamente la presidenta del Círculo Mediterráneo, Carmen Romero. Ambas mostraron ayer su convencimiento de que «este es el momento de iniciar una nueva etapa» en las relaciones entre ambos países, de modo que «se haga más normal lo que, hasta ahora, no se ve como tal».El encuentro se convirtió en un análisis del estado de la cooperación bilateral Marruecos -España, con miras a potenciar y «fomentar el diálogo para la construcción de un futuro común». Aouad Lahrech recordó que el contexto de esta radiografía de futuro sobre Marruecos es la celebración del cincuenta aniversario de su independencia, «una oportunidad única para hacer el balance y reflexionar sobre el futuro de sus relaciones con los países con los que ha compartido importantes capítulos de su historia». España, dada la estrecha vecindad geográfica así como los fuertes lazos históricos, culturales, económicos y políticos que la unen con Marruecos, ocupa un lugar central en esas relaciones.Carmen Romero, presidenta del Círculo Mediterráneo, que clausuró este foro, criticó la ausencia española de la reflexión suscitada en el contexto de esas conmemoraciones y fechas simbólicas. «Mientras Francia sí ha estado presente, España no ha aparecido para hacer balance». La ex diputada socialista aseguró que «no es lógico que ambos países como vecinos no tengan en cuenta una relación que conduzca a una comunicación más fluida y sólo esté fundamentada en conflictos puntuales». Ambas resaltaron el hecho de que Marruecos puede tener el protagonismo en las relaciones de España con el resto de Africa. Romero insistió en que «se debería aprovechar la conmemoración del 50 aniversario de la independencia de Marruecos para que España vuelva la vista hacia ese país e inicie una nueva etapa». Salto cualitativo como países puenteEn su opinión, «no se trata solamente de hacer más, sino de dar un salto cualitativo en las relaciones entre ambos países, que deben aprovechar su posición geoestratégica como puente entre Europa y Africa». Sobre ese intercambio, Romero precisó que «Marruecos puede tener un protagonismo en Africa, como nosotros podemos tenerlo en Europa, haciendo posible que las relaciones sean diferentes, sean fluidas»: según su análisis, desde el país africano se «ha hecho un esfuerzo para romper esa invisibilidad que tiene en España». Para la presidenta del Círculo Mediterráneo, está claro que los dos países se encuentran en la actualidad «en el mejor momento de sus relaciones». No obstante, ambas analistas de la situación apuntaron que los marroquíes «tienen la sensación» de que los españoles los desconocen. «Miramos cada vez más a España; los marroquíes deseamos Europa y deseamos España, pero no sabemos si ese deseo es compartido», dijo la representante de la Universidad Mohamed V de Rabat, Aouad La Hrech, quien lamentó que las noticias de Marruecos que llegan a España sean fundamentalmente las relacionadas con inmigración, terrorismo o el Sahara, cuando en ese país ocurren otras cosas. A su juicio, existe una «visión asimétrica» entre los dos países. «Queremos que la opinión pública en España sepa quiénes somos realmente, con nuestros defectos y nuestras virtudes, nuestros logros y nuestras insuficiencias, nuestras luces y sombras».En su encuentro con los medios, Romero y La Hrech hicieron hincapié en que en Marruecos suceden muchas cosas que no tienen eco o claramente se desconocen en España, caso de la trascendental aprobación del Estatuto de la Mujer, que establece una igualdad «casi perfecta» entre hombres y mujeres. «Los avances en el nuevo estatuto de la mujer son espectaculares», en opinión de la representante del Instituto, lo que supone «un elemento emblemático» de lo que está pasando y de los cambios venideros. «Lo que se ha realizado es inconmensurable y refleja esos cambios que se están produciendo en la sociedad, dentro de un proceso de democratización constante». Y «cómo se trata a las mujeres es significativo de cómo se vive en esa sociedad», afirmó concluyente.En su análisis, Oumama Aouad comentó que este estatuto y sus avances son fruto de «una voluntad tanto política -que supo superar ciertas resistencias integristas- como civil». De su contenido se deduce, asimismo, que «la mujer marroquí puede estar orgullosa de lo que se ha conseguido en aspectos como el divorcio y las responsabilidades domésticas», aunque admitió que «quedan dos o tres puntos negros sobre la herencia y la nacionalidad de las marroquíes que se casan con extranjeros». La Hrech sostuvo, finalmente, que lo que queremos no es vender una imagen falsa o irreal -nuestra causa es justa y buena- sino acercar experiencias con España, país al que Marruecos mira para llevar a cabo las actuaciones de su proceso de democratización». Conscientes de la «fragilidad» de la situación internacional, ambas ponentes apostaron «por trabajar de forma continua, mediante el establecimiento de redes entre las dos sociedades civiles».

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